Copenhague, Melbourne, Viena, Osaka. Cada año recibimos informes que señalan las mejores ciudades del mundo para vivir. Estos se basan en todo tipo de factores que influyen en la calidad de vida: seguridad, tasa de empleo, precios… hasta el tiempo dedicado al ocio. Mejorar la gobernabilidad y la calidad de vida de las ciudades es una de las prioridades del siglo XXI. Y no es para menos: según datos de la ONU, casi el 70% de la población mundial vivirá en áreas urbanas en el año 2050.
En los planes de mejora de las ciudades, la tecnología juega un papel esencial. Todo parece indicar que gracias al big data y al internet de las cosas podremos disfrutar de ciudades más organizadas y eficientes, lo que se traducirá en un aumento de nuestra calidad de vida. Según un estudio de McKinsey, las tecnologías que nos traerán las smart cities pueden mejorar algunos indicadores de calidad de vida hasta un 30%.
Ganaremos hasta 30 minutos diarios al tiempo de transporte
Millones de personas en todo el mundo viven verdaderas odiseas para llegar a su lugar de trabajo cada mañana. Según los datos de la app de transporte Movit, en España los madrileños son los que más tiempo pasan en el transporte público para ir a trabajar: una media de 62 minutos diarios (lo que supone más de dos horas para el 13% de los habitantes de la ciudad). Ciudades como Bogotá o Toronto alcanzan una media de 97 y 96 minutos respectivamente.
Además de generar estrés, este problema es un claro indicativo de diferencias sociales. Según el estudio de McKinsey, las ciudades que implementan aplicaciones de movilidad inteligente podrían reducir los tiempos de viaje entre un 15 y un 20%, suponiendo esto una mejora media de entre 15 y 20 minutos diarios.
La instalación de sensores de IoT en las infraestructuras (como por ejemplo en los semáforos) generan datos sobre el estado del tráfico y de las carreteras que pueden ayudar a los gobernantes a tomar decisiones en tiempo real.
La señalización digital en dispositivos móviles permite a los usuarios recibir información en tiempo real sobre atascos, accidentes u otros problemas en la carretera y ajustar sus rutas sobre la marcha.
La sincronización inteligente de las señales de tráfico puede reducir de forma sustancial el tiempo de trayectos por carretera.
Los estacionamientos inteligentes pueden enviar información a los conductores de los espacios disponibles, eliminando el tiempo que se pasa buscándolos.
Se podrían salvar hasta 300 vidas cada año
El estudio de McKinsey señala que al aplicar tecnología predictiva en una ciudad podrían reducirse entre un 8 y un 10% las muertes por homicidios, tráfico e incendios, entre otros factores. Esto, en una ciudad con el número de habitantes y la tasa de criminalidad de Río de Janeiro, podría significar salvar unas 300 vidas cada año.
El mapeo de delitos y el análisis estadístico permiten a las fuerzas de seguridad sacar patrones de comportamiento. Estos facilitan su toma de decisiones y favorecen la vigilancia predictiva.
Aplicaciones como la detección de disparos, la vigilancia inteligente y los sistemas de seguridad del hogar pueden acelerar la respuesta de las autoridades.
La optimización de los centros de llamadas o de las señales de tráfico, por ejemplo, pueden reducir el tiempo de actuación de las ambulancias. En algunas ciudades, los tiempos de respuesta ante emergencias pueden verse reducidos hasta 17 minutos gracias a los sistemas inteligentes.
La señalización digital y los sistemas de sincronización del tráfico contribuirán también a reducir el número de accidentes en carretera.
El gobierno de Santa Cruz (California), comenzó hace años a aplicar algoritmos de datos de delitos para predecir el lugar y el momento en que los robos eran probables y desplegar a policías en consecuencia. En los primeros seis meses de este programa, los robos se redujeron en un 14%.
Se podrá mejorar el cuidado de nuestra salud
Se espera que algunas aplicaciones tecnológicas reduzcan en gran medida la contaminación. Pero esta no será la única repercusión favorable sobre nuestra salud, ya que se esperan también mejoras en el ámbito de la medicina:
Los sistemas de monitoreo remoto del paciente utilizan dispositivos digitales para tomar lecturas vitales. Pueden alertar al paciente y al médico cuando se necesita una intervención temprana, evitando complicaciones y hospitalizaciones.
Los datos también pueden ayudar a combatir enfermedades y epidemias. Los sistemas digitales pueden, por ejemplo, enviar mensajes masivos informando de la necesidad de vacunación. Esto es algo fundamental en ciudades con altos índices de mortalidad infantil.
Los datos permiten a algunos gobiernos analizar la evolución de epidemias.
Además, la tecnología puede mejorar las alertas de primeros auxilios, la vigilancia de enfermedades infecciosas o la telemedicina. En países en vías de desarrollo, estas mejoras pueden reducir las enfermedades hasta un 15%.
Las ciudades inteligentes se basan en la tecnología para compartir información entre diferentes agentes. Los datos recabados por los dispositivos inteligentes (un semáforo, un coche o hasta los buzones de correos, por poner algunos ejemplos) ayudarán a sus dirigentes a organizar urbes más eficientes y sostenibles.
Estas herramientas pueden salvar vidas, prevenir el crimen, reducir la carga de enfermedades, ahorrar tiempo, reducir el desperdicio e incluso ayudar a impulsar la conexión social. Según el estudio de McKinsey, si las aplicaciones de ciudades inteligentes se usan de manera efectiva, podrían ayudar a alcanzar el 70% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU_. 17 objetivos globales que tienen como fin erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos.
Fuente : Lenovo
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