La transformación propiciada por el auge de las tecnologías de la información hace ya años que se ha acelerado, y especialmente en los últimos debido a la adopción masiva de Internet y los dispositivos móviles. Todos, los individuos a nivel particular, y también las empresas, nos hemos imbuido de ‘lo digital’, que marca en la actualidad nuestra forma de actuar, comprar, trabajar… y, en definitiva, de vivir. Esta realidad ha marcado también un antes y un después en otro segmento: el de la seguridad de la información, cada vez más complejo.
Desde luego, según los datos de la consultora IDC, las empresas son cada vez más conscientes de los riesgos existentes en el mercado –que van desde una infección por uno de los múltiples malwares que existen, ya extendidos a cualquier plataforma y dispositivo, hasta una amenaza persistente avanzada– y casi un 50% de las compañías europeas (un 45% para ser exactos) han incrementado sus presupuestos de seguridad en 2014. España, de hecho, es el tercer país del Viejo Continente en el que más empresas han aumentado su inversión en esta materia, solo por detrás de Reino Unido y Alemania. Es más, según otro de los grandes de la consultoría de TI, Gartner, el miedo a los ciberataquesdirigidos está haciendo que el 40% de las grandes compañías dispongan, en 2018, planes de gran calado para blindarse ante estos riesgos. Planes de los que en la actualidad carecen y que van mucho más allá de disponer de controles preventivos como los firewalls, los tradicionales antivirus y la gestión de vulnerabilidades, y que siguen una aproximación más global e integrada de todas las áreas de la seguridad.
En este contexto, la propia forma de comprar y vender seguridad en el mercado ha cambiado también de modo radical. Según aseguran analistas independientes del sector TIC, las empresas del sector ya no venden seguridad sino que ésta se ha convertido en una palanca necesaria para vender cualquier aspecto relacionado con la tecnología: cloud, big data, Internet de las cosas, movilidad…Digamos que la seguridad se ha convertido en un ‘building block’ para casi cualquier aspecto. De hecho, estas macrotendencias conllevan en sí mismas fórmulas más sofisticadas de seguridad de la información. Por ejemplo, el big data y la analítica permiten modelizar comportamientos de cara a prevenir ataques.
Soluciones más sofisticadas e inteligentes ofrecidas como servicio
En general, la tendencia del mercado pasa por la oferta de soluciones de seguridad más sofisticadas e inteligentes que se ofrecen como servicio. Los servicios de seguridad avanzados, gestionados y basados en el modelo cloud están en auge. Como ya no es posible poner murallas como antes, ahora hay que proteger las empresas desde abajo, desde el propio procesador de los equipos hasta los niveles más altos.
En esta nueva aproximación la seguridad debe ser contemplada como un concepto más global que incluya más aspectos desde las comunicaciones hasta el almacenamiento, pasando por muchos más elementos. La clave, ante este mundo más complejo, es, por un lado, que la seguridad esté inmersa en una solución completa de cloud, y, por otro, que abarque distintas capacidades para dar un servicio más integral.
El precio de estar seguros
Con este escenario más complejo, con “los malos siendo cada vez más malos y más listos”, con la proliferación de “ataques más sofisticados que usan diferentes formatos y, en definitiva, más complejos de atajar”, en palabras del analista, ¿les cuesta ahora más dinero a las empresas estar seguras? “No tiene por qué. De hecho el precio de los productos ha bajado en los últimos años, sobre todo con el auge de la modalidad cloud. Lo que ocurre es que ahora las empresas tienen que protegerse de más cosas. Se ha abierto el abanico de los riesgos y por eso las inversiones en seguridadcada vez son más elevadas.
Obviamente, la inversión que realizan las grandes corporaciones sigue siendo mayor que la que hacen las empresas más pequeñas. Pero afortunadamente parece que la concienciación está llegando a todas. Y es que, las empresas son cada vez más conscientes de que un ataque mal encajado puede costar mucho dinero y ser una lacra para la imagen de marca. Otra cosa es cómo se articule, pero la concienciación existe y también en la más alta escala jerárquica dentro de las compañías. Es más, las noticias de seguridad son de las pocas informaciones del sector de las TI que abren portadas de periódicos en todo el mundo. Aun así, como decíamos, las pymes son las más vulnerables. Desafortunadamente suelen ser las menos preparadas y las principales víctimas de muchos ataques.
El riesgo se eleva al infinito con el Internet de las cosas
Otro de los grandes riesgos que se avecina en este nuevo escenario digital en el que nos encontramos es el que se deriva del uso del llamado Internet de las Cosas. La proliferación de sensores de todo tipo y de gadgets como los famosos wearables, dispositivos que llevaremos encima en un futuro no muy lejano como los relojes o gafas inteligentes (muchos ya lo hacen) y el avance imparable –sí, aún más– de los smartphones aumentarán los riesgos sin límites.
Internet de las cosas supone llevar lo digital a lo físico y eso conlleva riesgos de seguridad infinitos. Sin duda, esta tendencia tiene muchos desafíos por delante que superar, y no solo en lo que respecta a la seguridad, sino también a la privacidad, el cumplimiento de la regulación, etc. Por tanto, Internet de las cosas aumenta aún más la complejidad actual, abriendo a la par interesantes oportunidades de negocio que todos debemos aprovechar.
Fuente: pandasecurity
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